
Suele decirse que cada persona tiene un olor (algunos tienen un hedor) característico. Muchos lo llaman esencia, otros le dicen humor e incluso lo interpretan como el aura personal. No sé en qué consista pero todos olemos a algo en particular, unos bien y otros... no tanto. Lamentablemente, el oler bien no es siempre una ventaja, de hecho, puede volverse todo lo contrario al agudizar nuestro sentido del olfato y percibir de un modo peor esos apestosos olores que emanan de ciertas personas. Hace unos días estaba recién bañadito y perfumadito cuando tuve que convivir con dos personas que si bien, no me cayeron mal ni nada por el estilo, sí percibí un tufazo a sudor (quiero pensar) que escapaba de sus cuerpos como fieras voraces que se arremeten en contra de la persona más cercana que pueda olerlas. Así como este ejemplo, también está el de las personas que huelen a perro, a comida, o a cigarro -una de las 245689035 razones para que no me agrade el cigarro- por mencionar algunos.
Pero la cosa no se queda ahí, puesto que la palabra "oler" tiene dos posibles interpretaciones: la gente huele y la gente huele... qué ambiguo ¿no?. O mejor: Cuando emitimos olores y cuando tenemos la capacidad de percibir olores. ¿Mejor? Así como todos tenemos un olor personal que es casi tan particular, privado e íntimo como una fantasía sexual, también somos afines a un olor peculiar, sin tomar en cuenta los perfumes, flores, golosinas, o demás olores agradables.
Nadie se queda atrás, todos conocemos al menos a una persona a la que le atraiga un olor raro, que ante las demás personas puede hacerla quedar mal pero muy en su interior sabe que no lo puede evitar y aunque no sea adicta a ese aroma, sí le causa un placer en lo recóndito de su ser. Por cierto, conozco a una chica que presume de ser muy femenina, dulce, hermosa y sexy, entre otras cosas, y de hecho lo es pero ese no es el punto, sino que no importa la ternura o la belleza que tenga porque a su olfato le vale gorro. Cada vez que ella se encuentra en una gasolinera, una sonrisa involuntaria aparece, siempre precedida de una inhalación de al menos 5 mississippis. No quiere decir que sea adicta a los solventes pero sí tiene una fascinación misteriosa por el olor de las gasolineras.
Y he oído, simplemente oído, de amigos del primo del compañero de la tía del dentista del vecino del profesor, que también hay gente a la que les "llama la atención" el olor a resistol, UHU, thinner, goma FACTIS, coladera, rosticería, acetona, hule con el que forran los cuadernos (del que se ve moradito), tortillería, llanta quemada, cerillo, pelos quemados, añadidos: pintura, el de la pólvora el 15 de septiembre, las páginas de los libros viejos, el pegamento de las calcomanías, la madera de los lápices, las fotocopias recién sacadas, la sábila quemada, el sexo, el jabón para trastes, los detergentes, plásticos, ésteres, fabuloso, tierra mojada, libro nuevo, tortilla quemada, coche nuevo, marcador para pintarrón, los blockbusters, los Banortes, los kinders.
Lo admito, el del hule y el del cerillo son míos y otro perdido por ahí jejeje. ¿Cuál es el tuyo, o el del "amigo de la hermana del novio del doctor al que acudes"? Si me dicen, los agrego. Me despido diciendo en lugar de "ahí nos vemos"..."ahí nos olemos".